¡Muy buenos días chicas y chicos y bienvenidos a Ciencia de ti!
Hoy voy a abriros mi corazón y contaros algo muy personal. Mi experiencia de la depresión a la felicidad. Espero que os sirva esta información tan valiosa que os voy a dar. Y por supuesto abajo del todo de este post os ofreceré mi ayuda, ya que... ¡soy Psicóloga!
Uno de los motivos por los que las personas están tristes o cursan depresión/distimia es porque tienen la creencia total y absoluta de que sus sueños jamás van a verse cumplidos y su situación nunca va a cambiar ni mejorar.
¿Te pasa? Me pasó. Yo viví años en ese estado. Fue a raíz de tener dos relaciones malas seguidas. Me quedé sin autoestima. También se juntaron cosas familiares. Vivía en una tristeza casi constante que me dejaba un peso muy grande en el corazón. Comencé a odiarme a mí, a mi vida y a los demás. Todo lo veía negro, a todo le encontraba la decepción. En todas las personas encontraba la maldad, el fallo. En todo encontraba el callejón sin salida. No vivía, sobrevivía. Pensaba firmemente que los momentos de felicidad duraban poco y que el resto del tiempo había que “aguantar” el tener que vivir. Además júntale que tenía desajustes hormonales y literalmente cada ovulación pasaba 5 días en los que me quería morir. No es una forma de hablar, realmente me quería morir y pensaba que la vida no valía la pena para tener que soportar tanto sufrimiento.
(Breve paréntesis para contaros que escribí un libro sobre esto, aquí lo tenéis 😍)
No encontraba consuelo en el amor que me brindaban mis amigos o mi familia. O tal vez sí, pero momentáneo. Tenía también la creencia subconsciente de que ellos en realidad no me querían tanto y eran egoístas.
El mundo se volvió una tortura: la vida laboral era una tortura, la familiar, la vida social... convivir conmigo misma era una tortura. A veces me dolía la cabeza de tanto pensar en cosas negativas. Veía que NADA tenía solución y que iba a tener que estar toda la vida viviendo en ese amargor constante.
Veía a otras personas felices y NO creía que eso fuera posible. ¿Vivir feliz? ¡Pero si eso no existe! ¡Estarán fingiendo! (Esto lo pensaba de verdad 😂)
Me hundía tanto a mí misma que había días que literalmente no me podía levantar de la cama de la tristeza. No tenía fuerzas para ir a ningún sitio. Me costaba mucho quedar con mis amigas. Yo soy Psicóloga y sé que cuando uno está así debe movilizarse, hacer cosas, encontrar premios y satisfacciones en la vida social, pero ni eso me causaba satisfacción. Me era una tortura estar con la gente y también me era una tortura estar sola.
Vivía en un estado de culpabilidad casi constante: “¿Por qué estoy así? ¿Por qué estoy viviendo esto? ¡Es culpa mía por no ser de otra manera!”. Mi diálogo interno era totalmente autodestructivo.
Me causaba angustia las relaciones sociales y a la vez me causaba angustia el no poder disfrutar de ello. La ansiedad estaba por todos lados, para mí salir a la calle, algo tan simple como eso, era motivo de ansiedad.
¿Mis sueños? Todos rotos. Tenía la firme convicción de que eso nunca me llegaría a mí. Lo creí. Cometí el error de creerlo.
En ese proceso intenté salvarme a mí misma pidiendo ayuda. Estuve un año medicada, con una medicación que minaba mi sensibilidad: ni sentía ni padecía, parecía que ahora nada me podía conmover y nada me pondría a llorar. La medicación me estabilizó pero seguía sin ser feliz. Hablé con un cura que lleva miles de casos e intentó ayudarme, algo me ayudó pero la raíz seguía ahí sin solucionar. Fui a la ginecóloga para que me ayudara a regular mis hormonas... me pasaba horas y horas rezando el Rosario entre otras cosas y yendo a la adoración para que Dios me sanara... pues eso, que por más que buscaba ayuda, la solución definitiva no llegaba. Los demás los pobres, frustrados por intentar ayudarme en vano. Hubo otro cura que me dijo algo clave: tienes que confiar. Le dije: no puedo. Y me dijo: tienes que dar el salto. Lo reflexioné mucho.
Solo Dios sabe la de horas que pasé llorando en mi cama a escondidas, hasta no poder respirar por la nariz, las migrañas que pasé, los ojos hinchados, el vacío inmenso que sentía, la auténtica desolación y un dolor que me desgarraba por dentro que me hacía llorar gritando.
Solo Dios sabe la de horas que pasé llorando en mi cama a escondidas, hasta no poder respirar por la nariz, las migrañas que pasé, los ojos hinchados, el vacío inmenso que sentía, la auténtica desolación y un dolor que me desgarraba por dentro que me hacía llorar gritando.
A pesar de que las pasé putas, con perdón, tengo que decir que vivir todo este sufrimiento me ayudó mucho como persona y como Psicóloga a entender la depresión desde dentro. Sé perfectamente por lo que ellos están pasando, sé lo que es querer morir. Esto me dio una sensibilidad especial para los que sufren. Me prometí nunca más juzgar a las personas porque no sabemos, no podemos conocer por lo que están pasando dentro de sí mismos por más que por fuera todo parezca bien. La depresión es una enfermedad silenciosa que te deja muerto por dentro. Prometí que trataría con amor y cariño a todas las personas que me rodearan.
El tiempo pasó, algo mejoró la cosa, y dejé de estar deprimida para pasar a una especie de distimia: una depresión menos grave pero que es casi crónica, en el sentido de que todos o casi todos los días experimentas infelicidad, insatisfacción y, por supuesto, tristeza.
Me acordaba de la antigua Irene feliz, pensaba: ¿cómo he llegado hasta aquí? Yo era la Irene que brillaba, la Irene que irradiaba alegría y sentido del humor allá donde iba, la Irene a la que todo le salía bien, la Irene que soñaba alto... ¿qué fue de ella? Se quería a sí misma y le emocionaba la vida, iba pisando fuerte, siendo luz para los demás... ¿dónde está?
Me acordaba de la antigua Irene feliz, pensaba: ¿cómo he llegado hasta aquí? Yo era la Irene que brillaba, la Irene que irradiaba alegría y sentido del humor allá donde iba, la Irene a la que todo le salía bien, la Irene que soñaba alto... ¿qué fue de ella? Se quería a sí misma y le emocionaba la vida, iba pisando fuerte, siendo luz para los demás... ¿dónde está?
Un día conocí los experimentos que hacía con agua y arroz Masaru Emoto, un investigador japonés. En sus experimentos resultó que el bote de arroz cocido que recibía insultos se quedaba podrido y el que recibía buenas palabras fermentaba de forma sana. El bote de agua que recibió bellas palabras formó cristales bellos en la congelación, y el bote de agua que fue insultado formó agua turbia al microscopio. Nunca podré saber la veracidad de estos experimentos, el caso es que lo probé yo misma en casa y funcionó: el bote de arroz que insulté durante un mes, había formado muchos hongos y putrefacción 😂😂😂
Esto me hizo reflexionar mucho. Pensé “si fuera verdad, las palabras y pensamientos transformarían físicamente la materia, si fuera verdad yo me he estado autodestruyendo con mis palabras y pensamientos negativos”.
Hice un pequeño experimento con mis amigas, algunas también estaban en una situación parecida a la mía de insatisfacción. Decidimos hacer algo que nos cambió la vida. Lo escribo con mayúsculas: RÉGIMEN TOTAL Y ESTRICTO DE PENSAMIENTOS Y PALABRAS NEGATIVAS.
Jugamos a este juego: ¿qué pasaría si cada vez que decimos algo se convirtiera en realidad? ¿Qué pasaría si cada vez que dices “esto va a salir mal” por decirlo y creerlo saliera mal? ¿Y si fuera al revés y pensando en positivo saliera bien? Jugamos a este juego de tomarnos en serio lo que pensamos y decimos, y estos fueron los resultados:
-Identificamos MUCHÍSIMOS pensamientos y palabras negativas en nuestro vocabulario. Frases de desesperanza, insultos hacia nosotros, nuestra vida y los demás. Ni nos dábamos cuenta de que eso estaba presente hasta que le pusimos atención para no decir nada que se pudiera hacer realidad. Notamos mucha incredulidad hacia las cosas buenas en nuestras palabras.
-Decidimos cambiar las frases negativas en positivas. De: “Nadie va a querer estar conmigo” a “todo el mundo quiere estar conmigo”.
-Nuestro estado de ánimo empezó a cambiar. Esto fue lo más emocionante. ¡Nuestro estado de ánimo empezó a cambiar! Empezamos a decir frases positivas sobre nosotras, nuestro cuerpo, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestros amigos, nuestra casa...
-Todo lo positivo que repetíamos comenzó a escucharlo nuestro subconsciente y a creerlo. Empezamos a CREER de verdad que nuestros sueños SÍ se iban a cumplir, que todo podía cambiar y que ya estaba cambiando.
-Nuestro foco de atención cambió, antes nuestros ojos se posaban sobre lo negativo y ahora siempre andamos buscando la parte positiva de todo.
-Empezamos a practicar el agradecimiento. Sí, a todas horas, por todo y por nada. Gracias porque estoy sana, viva, tengo trabajo, amigos, familia, gracias porque mi corazón está latiendo y mis pulmones respiran. A veces me iba a dormir y me acostaba dando gracias por tener un colchón donde dormir y una sábana con qué taparme. ❤️🙏🏻
Cambié mi forma de ver las cosas. Ya nunca digo: voy a pensar que no va a suceder porque así no me hago ilusiones por si luego no sale. Ahora digo: va a suceder, voy a soñar alto. Ya nunca digo: seamos realistas... ahora siempre sueño alto, siempre apuesto al máximo. Ya nunca digo: me conformo con... ahora voy siempre a la mejor opción, realmente me creo merecedora de la mejor opción y es a la que voy. Mis palabras pasaron de ser de persona con indefensión aprendida a ser palabras de capitana de este barco. Yo voy a por todas, yo puedo. Tengo a Dios siempre remando en mi barco, en la dirección que quiero y merezco. Todos lo merecemos.
-Nuestro foco de atención cambió, antes nuestros ojos se posaban sobre lo negativo y ahora siempre andamos buscando la parte positiva de todo.
-Empezamos a practicar el agradecimiento. Sí, a todas horas, por todo y por nada. Gracias porque estoy sana, viva, tengo trabajo, amigos, familia, gracias porque mi corazón está latiendo y mis pulmones respiran. A veces me iba a dormir y me acostaba dando gracias por tener un colchón donde dormir y una sábana con qué taparme. ❤️🙏🏻
Cambié mi forma de ver las cosas. Ya nunca digo: voy a pensar que no va a suceder porque así no me hago ilusiones por si luego no sale. Ahora digo: va a suceder, voy a soñar alto. Ya nunca digo: seamos realistas... ahora siempre sueño alto, siempre apuesto al máximo. Ya nunca digo: me conformo con... ahora voy siempre a la mejor opción, realmente me creo merecedora de la mejor opción y es a la que voy. Mis palabras pasaron de ser de persona con indefensión aprendida a ser palabras de capitana de este barco. Yo voy a por todas, yo puedo. Tengo a Dios siempre remando en mi barco, en la dirección que quiero y merezco. Todos lo merecemos.
Mis amigas y yo quedamos maravilladas del poder que tiene la palabra, la mente, el subconsciente, el amor... empezamos a animar a todo el mundo a practicarlo.
Me he dado cuenta de que esto es algo real. Lo que dices y piensas muchas veces se hace realidad. Por eso debemos cambiar nuestro diálogo interior y empezar a creer cosas buenas. Porque cuando tú mismo te das esperanza, oh sí, ¡eso sí te sana!
Visto desde el punto de vista espiritual, la depresión podría ser un engaño gigante del enemigo (del demonio). Te ha engañado, te ha hecho creer que tú y tu vida no valéis nada y que Dios nunca te va a sacar de ahí.
Cuando uno tiene fe tiene esperanza. Y no me refiero a fe de creer en Dios o no creer en Dios. Me refiero a tener confianza en la vida, en Dios, el universo, la fuente o como le llames. Me refiero a que cuando uno cree que hay algo superior que le cuida, que le ama, que le ha creado perfecto, que siempre va a estar ahí para él, que cualquier cosa que necesite se la dará, que es todopoderoso y todos tus sueños cumplirá si son buenos para ti, que todo lo puede hacer, que todo lo puede curar, que todo lo que necesites te va a dar... cuando uno cree esto, vive feliz y en paz.
Me di cuenta de que había escuchado muchas veces a Jesús pero no lo había puesto en práctica. Pasaba horas rezando oraciones sin creerlas. No creía, no confiaba en que iba a salir de ahí.
La tristeza es contraria a la fe. Cuando uno vive confiando está siempre feliz. Cuando uno piensa que todo está cambiando a mejor, cambia a mejor. Si uno está triste es porque no tiene fe. No son compatibles.
Visto desde el punto de vista Psicológico, el cerebro crea conexiones y mis circuitos neuronales estaban muy fuertes en creencias limitantes y destructivas. La única forma de salir de ahí era contrarrestarlas con curcuitos alegres, felices, confiados, que creen cosas buenas.
¿Cómo puede cambiar uno esas creencias subconscientes limitantes? El paso 1 es el régimen de lo negativo. El paso dos es reformular tu vocabulario y pensamientos a positivo.
Yo empleé varias técnicas. Me hice un listado de sueños que quería cumplir y empecé a creerme que se iban a cumplir. Mi listado era extenso 😂: sanar, vivir feliz, vivir en la abundancia económica, ver a mi familia feliz, ser competente en el trabajo, vivir de YouTube, encontrar el amor de mi vida, tener casa nueva, formar una familia de hijos de ojos verdes 😂, tener un 4x4 para hacer excursiones al monte y a la playa, hacer deporte, tener tiempo para mi creatividad, acabar mi libro, movilizar lo creativo, recuperar mi autoestima, amar a los demás tal y como son, perdonar heridas del pasado, tener quedadas agradables con mis amigos, ver el mundo sanado de coronavirus, ver el mundo en paz y sin guerras, gustarme físicamente... y más, pero no quiero aburrir.
Después del listado empecé a hacer afirmaciones como si todo eso estuviera ya cumplido. Ya lo decía Jesucristo: “pedid al Padre dando gracias como si eso ya lo hubieráis recibido.” Y te quedas tan ancho. Escribía en papel con mi puño y letra: gracias Dios porque has cumplido todos mis sueños. Uno por uno, los escribía, cada uno, como si estuviera ya todo cumplido (gracias porque soy la mejor vendedora, gracias porque he sanado, gracias porque he encontrado el amor, gracias porque...) y mientras escribía me imaginaba las cosas que se iban cumpliendo y sentía en mi corazón lo que sentiría en el momento de verlo con mis ojos. Mi corazón se fue llenando de alegría gracias a estos ejercicios de imaginar y creer. Mi cerebro también empezó a llenarse de serotonina y de cosas buenas 😏
Me hice hasta audios a mí misma, con mi voz, dando gracias de que todo eso ya estaba cumplido, que todo eso iba a pasar. Lo escuchaba por la mañana, al mediodía y por la noche. Me iba a dormir feliz y me levantaba feliz.
Cosas alucinantes pasaron en mi vida. Son muy personales y no daré tanto detalle. Pero como resumen os diré que todo cambió, que mi autoestima floreció, mis ventas en mi trabajo se dispararon, mis éxitos en YouTube subieron, mis relaciones sociales se volvieron satisfactorias y se multiplicaron, mi familia comenzó a estar muy bien, me llegaron muchos proyectos nuevos de la nada, me convertí en un imán para las cosas buenas y también para el amor. ❤️ Tengo una libreta donde apunto cada una de las cosas que se van cumpliendo de mi lista de deseos.
Creer que está sucediendo hace que las cosas sucedan. Ya lo dijo Yisus, que nuestra fe mueve montañas. Las mueve de verdad. Cuando confías en que así va a ser, así será. Por supuesto si algo tarda más o no sucede, siempre es confiando en que viene ALGO AÚN MEJOR, porque esa inteligencia superior que nos ha creado sabe qué es mejor para nosotros y nos lo trae de la mejor manera.
Ha cambiado mi forma de ver a Dios. Como os dije en mi Instagram @irenevilaurra, “me di cuenta de que estuve mucho tiempo triste porque vivía con Dios una relación de dictador, y pensaba que de forma pasiva tenía que aceptar todo sin tener yo parte. Me di cuenta que una relación no es así, que ambos tienen parte. Lo que tú quieres le importa a Dios, tus sueños, tus proyectos... tu fe es la que mueve montañas, creer en que Dios lo va a hacer todo es lo que lo hace todo. Tu confianza en Él es la parte que pones para que sucedan las cosas que amas, y el resto, que escapa de tus manos, lo hace Dios. Él mismo dijo: “se hará según tu fe”. Por eso ahora le cuento mis sueños y le digo: ¡gracias porque tú ya lo estás haciendo todo! Y de verdad que lo que sueño se manifiesta y es bello verlo con tus propios ojos ✨ “
Llámalo Dios, llámalo vida, llámalo universo... pero tienes que CONFIAR ciegamente en Él y en que te va a dar lo mejor y te va a colmar en todo. Si lo crees sucede.
Si en mi época triste hubiera coloreado en rojo un calendario de mis días tristes y en verde los días felices, estaría todo rojo con algún punto verde. Ahora sería totalmente del revés: ¡vivo feliz! Ahora sería todo verde con algún punto rojo muy puntual. Ha pasado lo que nunca pensé que pasaría. Pensaba que la vida era sobrevivir y ahora DISFRUTO de mi vida.
No me enrollo más. Esta es mi historia. Tú puedes conseguirlo todo con tu fe: curar una enfermedad, encontrar el trabajo de tus sueños, encontrar el amor, volver con tu ex y que la relación sea nueva, encontrar alguien nuevo, tener muchos amigos que te quieren, amar tu físico, mejorar tu vida familiar... ¡todo!
Vas a vivir feliz, como dice una frase de la Biblia tan bonita: florecerán tus desiertos. ✨🌹
Vuelvo a dejar aquí el enlace a mi libro:
Por supuesto no olvides que tienes mi canal de YouTube Ciencia de ti para tu entretenimiento (es mi hobbie 😍) y también soy ilustradora, hago ilustraciones personalizadas por si quieres hacer un regalo especial a alguien. Pulsa arriba en la tienda online y verás.
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